GABRIELA
GONZALEZ
Aunado a este proceso, comencé cada vez más a trabajar en mi cuerpo, cuidar mi alimentación y mantener una rutina de ejercicio que me permitiera tener una vida saludable y plena, que me ayudara a sentirme bien conmigo misma y que de igual manera disfrutara y fuera un estilo de vida que me llenara no solamente en cuerpo, si no espiritual y mentalmente.
De manera natural comencé a desarrollar mis habilidades en la moda, a elegir un estilo propio, con piezas que me caracterizan y reflejaran mi personalidad, pero siempre cambiante, sin temor a experimentar y crear un look diferente cada día.
Desde pequeña sentí la inquietud de ser única, de definirme como persona, de hacer las cosas de manera original.
Para mí, la moda es un estilo de vida y se encuentra en cada una de las prendas que usamos, incluso aquellas a las que no les damos importancia, es la manera en la que nos presentamos ante el mundo, con la que expresamos nuestros gustos, personalidad y cultura. La vestimenta y los accesorios se encuentran presentes en la humanidad desde siempre.
Al ver un outfit en una persona podemos adivinar su historia, el tipo de clima en el que vive, muchas veces su religión, su edad, las maneras en la que la moda nos define y nos da voz, capacidad de expresarnos, de rebelarnos, de sorprender al mundo con colores, tejidos, siluetas y formas que son propias de cada persona, una huella digital única e irremplazable. La creatividad no puede ser estudiada, es una fuerza que viene de adentro y se refleja en todos los aspectos de la vida.
Debido a esta pasión, he tenido la oportunidad de participar en diferentes revistas de moda, aparecer en portadas, modelar, crear, diseñar y por supuesto conocer a las personas más talentosas del mundo de la moda, como diseñadores reconocidos, artistas, maquinistas, fotógrafos, estilistas y toda la gente maravillosa que trabaja en el ámbito creativo y hacen posible un resultado mágico, que es reflejo del trabajo en equipo, el buen gusto, la pasión y la dedicación.
Las cosas que valen la pena en esta vida no son fáciles, pero vale la pena luchar por lo que verdaderamente se quiere y el final siempre sorprende aunque esté escrito desde el principio. Me siento inmensamente agradecida por todas las maravillosas experiencias que he vivido, pero sobre todo por esos grandes momentos qué paso junto a mis seres más queridos y que me llenan el alma.
Una plática con el amor de mi vida, reír con mis mejores amigos, no perder nunca la capacidad de asombro y de encontrar el amor de Dios en las cosas más sencillas de la vida. Me llena de ilusión saber que vivimos en una constante evolución y que nuestro destino lo creamos nosotros mismos y que no hay mayor fuerza en este universo que la de voluntad.
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